Significado de la música clásica
En la música clásica occidental, la música de programa se refiere a una pieza (normalmente instrumental, más que vocal) que trata de algo, o que tiene algún tipo de significado extramusical. Esto contrasta con la música absoluta -o abstracta-, que es simplemente música que se escribe por sí misma. La música de programa puede intentar reflejar una historia existente de un libro o una obra de teatro a través del sonido, o puede evocar una escena más general de la naturaleza.
Los ejemplos más famosos de música de programa son del siglo XIX, cuando el periodo romántico vio a los compositores escribir piezas cada vez más expresivas inspiradas en estímulos externos. Sin embargo, podemos ver ejemplos de contenido programático desde el Renacimiento y el Barroco. El concepto también se ha utilizado más recientemente, y su influencia actual es quizá mayor en la música de cine, donde desempeña un papel importante a la hora de establecer la atmósfera y el estado de ánimo. En este artículo analizaremos el significado de la música de programa y cómo ha evolucionado su uso a lo largo de la historia.
La música de programa es una música destinada a representar musicalmente, o a acompañar, un tema extramusical, que contrasta con la música absoluta. El término se aplica casi exclusivamente a las obras de la tradición musical clásica europea, en particular a las del periodo de la música romántica del siglo XIX, durante el cual se popularizó el concepto, pero las piezas que se ajustan a la descripción forman parte de la música desde hace mucho tiempo. La ópera y el lied podrían considerarse en principio música de programa, pero el término suele reservarse para las obras puramente instrumentales (piezas sin cantantes ni letra).
Los compositores del Renacimiento escribieron una buena cantidad de música de programa, especialmente para el clavicémbalo, incluyendo obras como “The Fall of the Leafe” de Martin Peerson y “The Battell” de William Byrd. Para esta última obra, el compositor proporcionó esta descripción escrita de las secciones: “Souldiers sommons, marche of foottemen, marche of horsmen, trumpetts, Irishe marche, bagpipe and the drone, flute and the droome, marche to the fighte, the battels be joyned, retreat, galliarde for the victorie”.
Walsh ofrece esbozos biográficos de los compositores y valoraciones de su obra, y teje subtramas a lo largo de décadas y geografía: el impacto del nacionalismo, el desarrollo de la música programática, el omnipresente espectro de Beethoven.
El local de Miami, decorado con murales de artistas locales, cuenta con la colaboración de Sweat Records, la meca del vinilo de Little Haiti, que ayudará a programar la música y proporcionará discos en la tienda de la cervecería.
Los conciertos de este joven de 21 años mezclan la música programada con su habilidosa interpretación al teclado, y verle desgranar complicados y veloces estribillos y acordes en el escenario es como ver a Louis Cole tocando la batería, sólo que con teclados.