Cruïlla dissabte
Las imágenes del concierto del Palau Sant Jordi sorprendieron a espectadores de todo el mundo, que se maravillaron al ver a miles de personas reunidas en un mismo lugar, sin distanciamiento social pero con máscaras puestas en todo momento, pruebas de antígeno negativas antes de entrar y un completo sistema de seguimiento y localización.
Una delegación valenciana de promotores y autoridades se desplazó a Barcelona para conocer el evento y hablar con los organizadores, acompañados por responsables de otros grandes eventos públicos como el Mobile World Congress o el palacio de congresos Ifema de Madrid.
El mayor obstáculo para replicar el espectáculo de Love of Lesbian parece ser el elevado coste, ya que los organizadores habrían invertido más de 60.000 euros en gastos sanitarios, incluidas las pruebas de antígenos y las mascarillas FFP2 para todos.
Los promotores también esperan que cuando llegue el momento de programar estos festivales y conciertos en verano, los gastos sanitarios puedan ser menores gracias a la vacunación generalizada y a la disponibilidad de “autopruebas”, lo que reduciría los costes para los organizadores y ayudaría a que los eventos fueran más viables económicamente.
Los 5.000 asistentes al concierto pudieron sumergirse en una sensación de normalidad y volver a los tiempos anteriores al Coronavirus, en los que se podía vivir la música en directo codo con codo con amigos y desconocidos, todo ello gracias a las rigurosas medidas de detección y seguridad tomadas antes y durante el espectáculo, incluidas las pruebas rápidas de antígenos realizadas sólo horas antes del mismo. Sólo cuatro personas dieron positivo y no se les permitió el acceso al recinto, y otras dos fueron confinadas tras estar cerca de ellas.
También se tomaron precauciones adicionales para garantizar un espacio seguro y sin preocupaciones para el público y el personal. Se garantizó la circulación continua del aire gracias a un sistema de ventilación optimizado; los espacios se higienizaron con tecnología de luz ultravioleta; hubo que llevar una mascarilla FFP2 de alta calidad durante todo el concierto, y se dispuso de numerosas estaciones de gel higienizante.
“Puedo decir que fue una bonita experiencia ver a la gente disfrutar e interactuar mientras la banda tocaba, y no preocuparse por la distancia, ¿sabes? Simplemente poder bailar y disfrutar de la música como si no pasara nada”, comentó la asistente al concierto, Debora Olalla, sobre la prueba. “Fue muy bonito ver a todo el mundo abrazado, cantando y bailando al ritmo de la música y desconectando de la realidad que estamos viviendo, ya que también respetaron la situación en la que nos encontramos pero realmente se involucraron y disfrutaron de la música”.
Los organizadores, Festivales por una Cultura Segura, destacaron tanto la emoción del evento como la responsabilidad de los asistentes. Como prueba piloto, fue “un ejemplo de unidad entre el sector de la música en vivo, la comunidad científica y las administraciones y patrocinadores comprometidos” en la búsqueda de vías para volver a permitir los conciertos a gran escala.
Las medidas sanitarias implicaban que los asistentes a los conciertos debían tener un test de antígeno negativo para poder acceder y que debían llevar máscaras FFP2 en todo momento. Por lo demás, no hubo distanciamiento social. Los “datos concluyentes” derivados de la realización del concierto se comunicarán el 10 de abril.