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Desde la denominación del concierto para guitarra clásica y su extraordinaria fama, ha surgido una especie de culto en torno a Aranjuez. ¿Pasaron Rodrigo y su mujer su luna de miel en Aranjuez? ¿Es el movimiento lento un grito de dolor? ¿Qué impulsó realmente a escribir el Concierto de Aranjuez? En esta historia, separamos la realidad de la ficción utilizando las propias palabras del compositor Joaquín Rodrigo.
El Concierto de Aranjuez de Joaquín Rodrigo es una de las composiciones milagrosas del siglo XX. Mi biblioteca de grabaciones contiene más de cien versiones y, sin embargo, la obra conserva su frescura y espontaneidad por muchas veces que la escuche.
Una de mis posesiones más preciadas es una copia de la partitura en miniatura firmada con una dulce inscripción del compositor y fechada el 6 de abril de 1993. Algunos guitarristas se han aventurado a criticar la partitura de Rodrigo, aunque les resultaría difícil decir qué pondrían en su lugar. Es como criticar el perfecto funcionamiento de un reloj suizo que ha dado la hora con precisión durante medio siglo, o ver imperfecciones en un cuadro del pintor francés Jean-Antoine Watteau.
Cuando el guitarrista Jacob Kellermann y el director Christian Karlsen idearon el programa de esta grabación, se inspiraron en el legendario álbum de jazz Sketches of Spain, en el que Miles Davis interpretaba arreglos de música folclórica española, junto con una versión del Adagio del Concierto de Aranjuez de Joaquín Rodrigo. La obra de Rodrigo es una reimaginación de tiempos pasados y de la vida cortesana en los jardines del Palacio Real de Aranjuez, &&∧ como tal es la apertura perfecta para el proyecto de Kellermann y Karlsen, destinado a evocar España “como a través de un prisma – como un concepto más que como un lugar”. Para ello han contado con la ayuda de Francisco Coll y Pete Harden, que han aportado cada uno una obra concertante para guitarra y conjunto. Con Turia, Coll ha vuelto a sus raíces, bautizando la obra con el nombre del río seco que una vez fluyó a través de su ciudad natal (y la de Rodrigo), Valencia. La ha descrito como su obra más “flamenca” hasta la fecha, con la intención de “evocar la luz y las respectivas sombras” de España.
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El Concierto de Aranjuez está inspirado en los jardines del Palacio Real de Aranjuez, el palacio primaveral y jardines construido por Felipe II en la última mitad del siglo XVI y reconstruido a mediados del siglo XVIII por Fernando VI. La obra intenta transportar al oyente a otro lugar y otro tiempo a través de la evocación de los sonidos de la naturaleza.
Según el compositor, el primer movimiento está “animado por un espíritu y un vigor rítmicos sin que ninguno de los dos temas… interrumpa su ritmo implacable”; el segundo movimiento “representa un diálogo entre la guitarra clásica y los instrumentos solistas (corno inglés, fagot, oboe, trompa, etc.)”; y el último movimiento “recuerda una danza cortesana en la que la combinación de tiempos dobles y triples mantiene un tempo tenso hasta el compás final”. El propio compositor describe el concierto como “la fragancia de las magnolias, el canto de los pájaros y el chorro de las fuentes” de los jardines de Aranjuez.