Concierto de aranjuez por joaquín rodrigo
Sin embargo, entre estos dos sencillos finales de libro, el Adagio del segundo movimiento se entrega a un patetismo descarado. Aunque al principio es tranquilamente reflexivo, y comienza con un lúgubre solo del corno inglés acompañado por el rasgueo de la guitarra, se convierte en un profundo lamento para toda la orquesta. Las circunstancias de su composición han llevado a muchos a suponer una conexión de este movimiento con la guerra, quizás incluso con el horrible bombardeo de Guernica en 1937. Sin embargo, Victoria acabó aclarando que el movimiento era tanto una reflexión sobre su luna de miel como una respuesta al aborto de su primer embarazo. El recuerdo del propio Rodrigo sobre la génesis del concierto, en el que le animó un amigo, es también más contemplativo que luctuoso: “La escena ha quedado grabada en mi mente, porque aquella velada constituyó un grato recuerdo en mi vida, y un momento de calma en aquellos tiempos nada tranquilos para España y sí amenazantes para Europa”.
Las descripciones de la música de Rodrigo, al igual que las de muchos compositores españoles, suelen hacer hincapié en la variedad del “color” tonal y en la “pasión” de la música. Aunque estas cualidades están ciertamente presentes, especialmente dada la hábil orquestación de Rodrigo, les animo a que escuchen las cualidades táctiles de la guitarra. Se puede percibir el raspado de las cuerdas inferiores, o en momentos más tranquilos el suave y nacarado punteo en la gama superior del instrumento. El rasgueo oscila entre la felpa y la furia y el callo. A menudo buscamos asociaciones emocionales, pero el “sentimiento” de la música también puede encarnarse.
Inspirado en los jardines del Palacio Real de Aranjuez y captando la esencia de su “fragancia de magnolias, el canto de los pájaros y el borboteo de las fuentes”, el concierto de Rodrigo es su obra más popular.
La película de Chano Urueta de 1939, La noche de los Mayas, es célebre por la vívida partitura de Revueltas. Partiendo de una apertura ritualista, melancólica pero poderosa, la música alcanza un ápice hipnótico con una erupción de percusión.
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Compuesta: 1939Longitud: 22 minutosOrquestación: 2 flautas (2ª = piccolo), 2 oboes (2ª = corno inglés), 2 clarinetes, 2 fagotes, 2 trompas, 2 trompetas, cuerdas y guitarra solistaPrimera interpretación de la Filarmónica de Los Ángeles: 16 de julio de 1964, dirección de Eleazar de Carvalho, con el solista Ángel Romero
Ciego desde los tres años, Rodrigo comenzó su formación musical muy pronto y la continuó durante mucho tiempo. Se trasladó a París para estudiar con Paul Dukas en 1927 y regresó allí tras su matrimonio en 1933 con la pianista turca Victoria Kamhi, continuando sus estudios en el Conservatorio y en la Sorbona. No regresó a España hasta el final de la Guerra Civil, en 1939.
Trajo consigo el Concierto de Aranjuez, una obra rompedora que había compuesto por sugerencia del guitarrista Regino Sainz de la Maza, a quien está dedicado el concierto. Aranjuez es el antiguo palacio de verano de los reyes Borbones, a las afueras de Madrid, en la carretera de Toledo. Utilizando su profundo conocimiento del patrimonio musical español, Rodrigo conjuró la esencia idealizada de una España pasada, en lo que el guitarrista John Williams llamó el “estilo distintivo de elegancia disonante” de Rodrigo.