Que es el tempo en musica

Marcas de tempo en la música

Si eres nuevo en la música, puede ser fascinante e intimidante a partes iguales ver a otro músico tocar su instrumento. ¿Cómo se mantienen tan perfectamente alineados con la música? ¿Dónde han aprendido a equilibrar el ritmo?

En su forma más simple, el tempo en la música se refiere al ritmo o la velocidad de una composición. En italiano significa “tiempo”, lo que habla del poder de este elemento musical para mantener la unidad de una canción. Al igual que dependemos de los relojes para saber cuándo ir de un sitio a otro, los músicos utilizan el tempo para saber dónde tocar las distintas secciones de una pieza musical.

Encontrarás el tempo medido en pulsaciones por minuto o BPM, o utilizando una marca de tempo o marca de metrónomo en las composiciones más clásicas. Se trata de un número que cuantifica el número de pulsaciones por minuto que se producen en una sección musical. En las partituras, el tempo correcto se indica encima del primer compás.

En la música contemporánea, las canciones suelen tener un tempo constante, con algunas excepciones notables. Sin embargo, el tempo puede ser fluido. En las composiciones de música clásica más tradicionales, se puede encontrar un tempo diferente varias veces a lo largo de una pieza. Por ejemplo, el primer movimiento puede tener un ritmo de un compás, y el segundo movimiento adopta un nuevo tempo, aunque se trata de una sola pieza.

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En la terminología musical, el tempo (italiano, ‘tiempo’; plural tempos, o tempi del plural italiano) es la velocidad o ritmo de una pieza determinada. En la música clásica, el tempo suele indicarse con una instrucción al principio de la pieza (a menudo utilizando términos italianos convencionales) y suele medirse en pulsaciones por minuto (o bpm). En las composiciones clásicas modernas, una “marca de metrónomo” en pulsaciones por minuto puede complementar o reemplazar la marca normal de tempo, mientras que en géneros modernos como la música electrónica de baile, el tempo suele indicarse simplemente en BPM.

El tempo puede estar separado de la articulación y la métrica, o estos aspectos pueden indicarse junto con el tempo, contribuyendo todos a la textura general. Aunque la capacidad de mantener un tempo constante es una habilidad vital para un intérprete musical, el tempo es cambiante. Dependiendo del género de una pieza musical y de la interpretación de los intérpretes, una pieza puede tocarse con un ligero rubato de tempo o con variaciones drásticas. En los conjuntos, el tempo suele ser indicado por un director o por uno de los instrumentistas, por ejemplo el baterista.

Como concepto temporal básico en la percepción del ritmo, el tempo tiene una importancia primordial en la determinación de la emoción evocada por la música de los oyentes (Hevner, 1937; Melvin, 1964; Gabrielsson y Juslin, 2003; Gagnon y Peretz, 2003) y también es una característica importante para reconocer diferentes estados emocionales basados en el análisis del espectro de modulación a largo plazo (Shi et al., 2006).

La música con un tempo lento suele evocar emociones negativas (Balkwill y Thompson, 1999; Cai y Pan, 2007; Hunter et al., 2010); sin embargo, el mecanismo neural que hay detrás de esto aún no está claro. Los humanos no siempre prefieren el tempo lento al rápido, mientras que se ha descubierto que los primates no humanos prefieren la música con un tempo lento que era similar a sus llamadas de alarma de ráfagas cortas de banda ancha repetidas a ritmos muy altos (McDermott y Hauser, 2007), lo que implica que la experiencia emocional de los humanos con la música puede ser el resultado de un grado de correspondencia entre el tempo de la música y las características rítmicas fisiológicas. Durante el entrenamiento deportivo, se descubrió que la música lenta disminuye la sensación de revitalización y compromiso positivo de los jugadores (Szabo y Hoban, 2004). Las investigaciones emocionales y psicofisiológicas habían demostrado que una disminución del tempo conducía a una disminución de la excitación y la tensión declaradas y a una disminución de la variabilidad del ritmo cardíaco (Van der Zwaag et al., 2011; Karageorghis y Jones, 2014). Por lo tanto, el mecanismo del efecto emocional de la música lenta puede ser el resultado de su excitación acústica ralentizada en comparación con los ritmos fisiológicos de los seres humanos, como la frecuencia cardíaca o el tempo de la marcha, que puede producir efectos emocionales negativos con una débil activación en la corteza auditiva.